
El steampunk puede considerarse tanto fantasía como ciencia ficción, dependiendo del contexto en el que se utilice. Su naturaleza híbrida lo hace encajar en ambos géneros, aunque con características particulares:
Steampunk como Ciencia Ficción
El steampunk se incluye en la ciencia ficción cuando se centra en avances tecnológicos imaginarios basados en la ciencia y las máquinas de la era victoriana. Esto incluye:
- Tecnología retrofuturista: Máquinas impulsadas por vapor, engranajes y pistones, que representan una visión alternativa del desarrollo científico.
- Exploración de conceptos científicos: A menudo se enfoca en inventores, ingenieros y máquinas que reflejan un «futuro pasado».
Ejemplo: Las novelas de H.G. Wells y Jules Verne, como La Máquina del Tiempo o 20,000 Leguas de Viaje Submarino, son precursoras del steampunk y se consideran ciencia ficción.
Steampunk como Fantasía
El steampunk se cruza con la fantasía cuando incorpora elementos mágicos o sobrenaturales. Esto ocurre en escenarios donde:
- La tecnología coexiste con la magia o criaturas fantásticas.
- El énfasis está en mundos imaginarios que desafían las leyes de la física real.
Ejemplo: Algunas obras combinan máquinas de vapor con magia, como hechizos que alimentan motores o criaturas fantásticas que habitan en un entorno steampunk.
Conclusión
El steampunk no pertenece exclusivamente a un género; su versatilidad lo coloca entre la ciencia ficción y la fantasía, dependiendo de los elementos narrativos y visuales que se destaquen. Es esta dualidad lo que lo hace tan fascinante y atractivo para diversos públicos.